lunes, 19 de mayo de 2014

Habilidades sociales

Durante un largo periodo de tiempo, nuestros hijos dependen totalmente de nosotros. Por ello tenemos que intentar cuidar nuestras actitudes ya que para ellos somos modelos y referencias.  Deberemos proporcionarles los medios para aprender estrategias sociales que les ayuden a desenvolverse en su entorno y con otras personas.

El niño/a a lo largo de los primeros años de vida va a descubrir y diferenciar la existencia de otras personas.

En el  primer año de vida los niños/as establecerán el apego con personas cercanas, suelen ser los padres, este vinculo afectivo es el sustento principal de seguridad y confianza para que el niño se desarrolle afectiva y emocionalmente, y establece también el tipo de relaciones que va a tener en el futuro con los demás. Es un vinculo de interacción privilegiada estando caracterizado por determinadas conductas (llanto por la separación), representaciones mentales (visión de la figura de apego) y sentimientos (alegría).

Las relaciones entre compañeros aparecen durante el segundo año de vida, se parece y se diferencia en parte a las interacciones de los niños con los adultos ya que las primeras interacciones están centradas en juegos y objetos apareciendo en menos medida conductas de socialización imitadas de los adultos. Poco a poco estas interacciones se van coordinando estableciendo vínculos a través de los objetos (niños que quieren el mismo objeto), imitación social (hacer lo mismo uno al lado del otro)…

A partir de los cuatro años encontramos diferencias de socialización importantes, los niños/as ya hablan y juegan con otros niños debido a su desarrollo cognitivo y manifiestan comportamientos de participación  interacción… aparecerá el juego asociativo o de cooperación

Hacer amigos contribuye de forma positiva e importante a la mejora de  la autoestima.

En la infancia sobretodo hasta los 4 o 5 años es muy común cambiar de amigos frecuentemente, a partir de estas edades los lazos entre los compañeros o amigos se van afianzando siendo más fuertes.

A partir de la convivencia en el colegio y los juegos y enfados que a veces conlleva van practicando habilidades sociales necesarias para esta convivencia con los demás.

Podemos definir habilidades sociales como “comportamiento que desarrollan las personas a la hora de relacionarse con los demás”. El aprendizaje de las habilidades sociales y de la comunicación es imprescindible para resolver los conflictos de manera pacífica.

Algunas de estas habilidades esenciales son: respetar a los demás, saber escuchar, pedir perdón, saber decir que no en algunos momentos, desarrollar la empatía, ser educados con los demás…

Para que los niños/as tengan buena salud emocional, deben sentirse apoyados por nosotros, respetados y queridos, sin olvidar que hay normas que deben cumplir. Enseñarles que igual que a ellos les encanta que les cuiden y atiendan, a los demás también. Nosotros como adultos debemos siempre recordar que somos su importante referencia de aprendizaje.

Es lógico que la vida en grupo suponga conflictos y dificultades, no suelen ser graves, se van solucionando con la ayuda de los adultos ofreciendo estrategias pacificas.

-Aportarles la manera de dominar y controlar la irritabilidad, ofreciéndoles experiencias motivadoras.

-No ofrecerles, para calmar su agresividad, juguetes u otras recompensas materiales pues momentáneamente se calman, pero después exigen nuevamente la recompensa.

-Observar a otros niños que en sus mismas circunstancias mantienen otro tipo de conducta, así mediante la imitación progresivamente modificará su conducta

-Brindarle en todo momento ayuda, que sepa que le queremos aunque no aprobamos su conducta o el acto concreto.

Nuestros esfuerzos irán encaminados a que el niño adquiera confianza en sí mismo, para lograr que aumente su autoestima y por lo tanto la aceptación de si mismo que le conducirá a la adaptación de los demás.

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