El chupete es uno de los artículos más usados
por la mayoría de los bebés en su primer año de vida. Les tranquiliza, les relaja, cubre su necesidad de succión “no nutritiva”… Pero como todo, tiene sus ventajas y sus riesgos. Te los contamos.
Ventajas del chupete
El chupete ayuda al bebé a calmarse, a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor en procedimientos desagradables, por ejemplo, cuando le tienen que poner una inyección.
El chupete protege al bebé del Síndrome de Muerte Súbita del lactante (SMSL). No se sabe cuál es el mecanismo, pero parece que durante el sueño tiene un efecto protector para los lactantes.
La Academia Americana de Pediatría recomienda que los padres ofrezcan un chupete en el momento de dormir tanto en la siesta como por la noche, aunque no se debe forzar su uso si lo rechaza.
Esta recomendación es especialmente importante para los niños que toman biberón, ya que se ha demostrado que tienen más riesgo de SMSL que los alimentados al pecho.
Riesgos del chupete
No conviene ofrecer el chupete a los bebés hasta que la lactancia esté bien establecida, porque podría interferir. Cuando el bebé mama con normalidad, no hay ningún problema. En los bebés alimentados con biberón, se recomienda el chupete desde el primer día.
El uso del chupete es un factor de riesgo de sufrir otitis media (infección del oído). Cuanto más frecuente y prolongado es su uso, el riesgo aumenta, pero disminuye considerablemente si se limita a la hora de dormir.
Los hábitos de succión no nutritiva (dedo y chupete) se han relacionado con las maloclusiones dentarias (fallos en la alineación de los dientes o en la forma en la que encajan los de arriba con los de abajo). Las probabilidades de que esto ocurra aumentan cuando el hábito se prolonga más allá de los 36 meses.
La Academia Americana de Pediatría recomienda limitar el uso del chupete al primer año de vida del bebé.
Cuándo ofrecer el chupete
El chupete se debe ofrecer siempre y cuándo el niño lo pida. Muchas son las veces que se lo ponemos para que deje de llorar, o cuando se ha caído y se ha hecho daño, y lo que conseguimos con eso es crearle más dependencia. Seguramente el niño lo que quiere en esos momentos es tu atención y tus cuidados.
En otras ocasiones, el chupete forma un complemento del niño y se lo ponemos sin más, sin pensar si lo quiere.
A veces, adelantamos al niño una situación tensa y para que no llore le damos el chupete, y a lo mejor él ni si quiera iba a llorar, pero como aprenden muy rápido la próxima vez que haya una situación que a él no le guste pedirá el chupete ya que se ha creado un precedente.
Poco a poco irá pidiendo menos el chupete dada su edad y su independencia para hacer las cosas y asumir las frustraciones.
Problemas con el chupete
Si no has conseguido que deje el chupete con 3 años o ves que tiene mucha dependencia:
Establece unas rutinas y normas con el chupete. Se usa en momentos determinados, por ejemplo, para dormir, cuando se llega a casa…
No se deben tener muchos chupetes por casa rondando, sólo 2 o 3. Pactad un lugar donde guardarlo cuando no lo necesite, no deben estar por el suelo, así sabrá siempre donde está y le dará seguridad saber que no lo ha perdido.
Ir ampliando el tiempo de llevar chupete. Por ejemplo, si cuando sale del colegio os lo está pidiendo, decidles que está en el coche y hasta que no lleguéis a él no se lo podéis dar, otros día hasta llegar a casa…
No lo tengáis siempre encima en todo momento, porque él lo sabrá y estará pidiéndolo siempre. Si está en otro lugar se tendrá que adaptar. Igualmente, el niño tampoco debería llevar colgado el chupete siempre con una cadena como si formase parte de él. Debe aprender a ser consciente de cuando lo necesita y pedirlo.
Si aún así sigue con mucha necesidad, tal vez, el problema venga de otro sitio, como de falta de afectividad o inseguridad y es por ello que se tiene que aferrar a algo.
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